Aquí os dejo la crónica de la carrera:
"Una vez más, la tranquila y acogedora población de
Alpandeire, se llenó de bullicio, locos montañeros, camisetas de colores, y
gente de todo tipo, en torno a una nueva edición de su ya tradicional y cita
obligada, carrera por montaña.
Sin embargo, en esta ocasión, con una novedad: Dos
modalidades, una corta, estupenda para los que se inician en esta disciplina, o
los que, no por falta de ganas, pero sí por circunstancias personales, se les
hace complicado superar distancias más largas. Y un nuevo recorrido de 24 km
como segunda opción.
Se dio una emotiva salida, apoyando a la asociación contra la leucemia
infantil. Vaya desde aquí todo nuestro apoyo a aquellas personas que están
atravesando tan duro trance y a todos los que están colaborando y participando
en su erradicación.
A partir de ahí, la carrera fue amenizada con una orquesta,
que daba ánimos a los corredores y entretenía a los acompañantes.
Por mi parte, puedo hablar sobre la carrera larga. Tras unos
kilómetros de carril entre árboles, estupendos para ir calentando motores sin
mucho sofoco, encaramos una preciosa subida de bastante pendiente de alrededor
de un kilómetro. A lo largo de los siguientes, el curso de un río seco, muy
divertido para subir entre las piedras, una praderita, eso sí, complicada con
un sinfín de piedras, una bajada en la que no quiero ni pensar se habrán lanzado los primeros o no tan primeros (no me
quiero ni imaginar cómo se habrá tirado por ahí Lolo…), pero en la que la
pendiente y la dificultad, justa para mi gusto y el aire fresco que corría la
hacía muy divertida, diversos puntos de cruce de un riachuelo, nuevamente,
carriles entre árboles… compusieron un recorrido muy ameno y corrible. La
empinada subida del kilómetro 22, nos hacía ponernos a todos en su sitio y
hacernos recordar que hay que trabajar duro para estar entre los grandes que
una tras otra, superan con la cabeza bien alta estas pruebas.
La llegada fue muy animada; aprovecho para agradecer a todos
los que me dieron un empujoncito en los últimos metros que se hacían ya
difíciles. Y luego, como siempre, buenos momentos con los amigos, buena
compañía, buena paella, buenos rosquitos, cortesía de las mujeres del pueblo,
que no solo soportan año tras años tal invasión, sino que además, nos animan a
ello con semejantes manjares (así volveremos…).
Agradecemos a la organización el esfuerzo realizado, este
año por partida doble y el modo en que han cuidado todos los detalles. Por
mencionar algo… pudiera ser que en algún punto el balizado fuera mejorable,
pero nada puede ser perfecto…
Algunos deportemaniacos, además, de buenos momentos y
experiencias, se llevaron un Fray Leopoldo muy deportivo: